Luis Mata

Director Técnico en ZEULAB. Especialista en seguridad alimentaria.

Leche de Camella: ¿es oro todo lo que reluce?



El consumo de leche de camella se ha puesto de moda en los últimos años en los países occidentales debido a las propiedades nutricionales especiales que se le otorgan y especialmente por la ausencia de beta-lactoglobulina, proteína que sí que se encuentra presente en la leche de rumiantes como la de vaca y que se ha demostrado que es uno de los principales alérgenos de la leche. La leche de camella ha sido tradicionalmente un recurso importante en la alimentación de muchos países de África y Oriente Medio y eso se refleja en la distribución geográfica de su producción con un 90% concentrado en el continente africano y casi el resto en Asia. La producción mundial de leche es cercana a los 3 millones de toneladas.

Aunque la producción de leche de camella a nivel mundial solo representa un 0.5% de la producción de leche de vaca, su demanda es creciente y esto hace que el precio sea muy superior al que podría esperarse. Por supuesto, el motivo de dicha diferencia de precio no se debe simplemente a una cuestión de oferta y demanda, ya que los costes de producción de la leche de camella son mucho más elevados. Mientras una vaca puede producir 30-40 litros al día, una camella tan solo produce 6-7, además de otros factores productivos a tener en cuenta.

Una simple búsqueda por internet ya nos da indicación del precio final al consumidor de este tipo de leche. Así, un litro de leche fresca puede llegar a costar casi 10€ y 200 g leche en polvo 30€. Precios superiores en más de 10 veces a los de la leche de vaca.

Todo esto hace que la leche de camella sea un producto altamente susceptible de adulteración por un motivo meramente económico y agravado por la escasez del producto. Además, al tratarse de un producto todavía minoritario, los canales de producción y comercialización no están demasiado normalizados y por ello están sometidos a un escaso control e inspección. Por ello no es de extrañar que una parte del producto comercializado pueda estar adulterado con una proporción de leche de vaca.

ZEULAB dispone de un test muy sencillo que permite detectar la presencia de leche de vaca en leche de camella en tan solo 5-10 min y sin necesidad de contar con un laboratorio ni con personal cualificado.